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lunes, 24 de octubre de 2016

¿Qué pensamiento tenían sobre el cielo y el infierno?


SIGLOS XVIII Y XIX:


 ¿Qué pensamiento tenían sobre el cielo y el infierno?




Algunas teologías del infierno ofrecen detalles gráficos y siniestros (por ejemplo, el Naraka del budismo, uno de los seis Reinos del Samsara). Las religiones con una historia divina lineal a menudo conciben el infierno como infinito (por ejemplo, las creencias del cristianismo), en cambio las religiones con una historia cíclica suelen mostrar el infierno como un período intermediario entre la reencarnación (por ejemplo, el Diyu, reino de los muertos de la mitología china). El castigo en el infierno habitualmente corresponde a los pecados cometidos en vida.




En el islam y el cristianismo, de todas maneras, la fe y el arrepentimiento tienen mayor importancia que las acciones en determinar el destino del alma después de la muerte.


El infierno es usualmente imaginado como poblado por demonios, quienes atormentan a los condenados.

Muchos son gobernados por un rey de la muerte:
Nergal (dios sumerio-babilonio, señor de los muertos)
Iama (dios benigno en el hinduismo)
Satanás (entidad que representa la encarnación suprema del Mal).

Otras concepciones del infierno suelen definirlo abstractamente, como un estado de pérdida más que una tortura en un lago de fuego literalmente bajo la tierra. También hay quien entiende que los muertos no están conscientes y el infierno no puede ser un lugar abrasador de tormento donde las personas malvadas sufran después de la muerte.
La palabra infierno se halla en muchas traducciones de la Biblia. En algunos casos es traducida por ‘sepulcro’ o ‘el lugar de los muertos’ y en otras se deja sin traducir, como en el caso de la palabra hebrea she’ol que equivale a la griega hai′des, es decir la tumba de toda la humanidad. También está en este caso la palabra griega ge′en•na que hace referencia a la destrucción eterna.

Testigos de Jehová

El infierno de fuego nunca ha sido parte de las doctrinas de los Testigos de Jehová afirmando que el creer en ello sería difamar a Dios al contradecir el hecho de que Jehová es un Dios de amor. Afirman que la idea del infierno es precristiana y proceden de la mitología de Mesopotamia.
Los Testigos de Jehová creen que el infierno es una traducción del griego Hades (el equivalente del Seól hebreo), que para ellos es el sepulcro común de la humanidad y no un lugar de castigo y tormento.

Mormones

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días predica que el infierno es un lugar preparado desde la fundación del mundo y en el hay almas que no encuentran descanso y están en estado de miseria y lamentación, conscientes de su estado caído y ruina espiritual. Es una especie de cárcel de “espíritus inmundos”. Aún en este estado, el infierno es visitado y ministrado por ángeles que preparan a aquellas almas que tienen opción para la segunda resurrección y el juicio final.

Adventistas

Según la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el infierno no existe como un lugar físico en el que los perdidos sufren por la eternidad. Tal interpretación se basa en la secuencia de acontecimientos proféticos relatados en el capítulo 20 del libro de Apocalipsis, los que describen de qué manera el infierno será el modo que se utilizará para infligir una decisiva y final derrota al mal (la segunda muerte), describiéndolo como un fuego del cielo y un lago de fuego, al cual serán echados Satanás y sus seguidores. Para esta denominación los muertos permanecen en un estado inconsciente hasta la segunda venida de Cristo, momento en el cual serán resucitados.

En el judaísmo

El judaísmo, al menos inicialmente, creía en sheol, que se describe como una existencia sombría a la cual todos eran enviados tras la muerte. El Sheol pudo haber sido poco más que una metáfora poética de la muerte, de la ausencia de vida, y no se refiere a una vida después de la muerte. En el Antiguo Testamento no se amenaza a los pecadores con ninguna vida de sufrimiento después de la muerte.
Pero en (Ezequiel 32:17-22) la escatología judía distinguió después entre un lugar especial para los justos y otro para los condenados o réprobos. Desde el siglo II el Sheol equivale, para los rabbanitas, al Gehena. También se conoce como Sheol-Abbadón, por este ángel del abismo que representa el mundo de ultratumba (Job 28:22) y se traduce como ‘perdición’. La religión judía negaba cualquier vida después de la muerte.
Posteriormente empezó a introuducirse la idea de resurrección. Había en el judaísmo dos corrientes: los fariseos creían en la resurrección y los saduceos la negaban. Pero la resurrección se entendía en una forma terrenal: se resucitaría para volver a llevar una vida terrenal. Sólo resucitarían los buenos. El castigo de los pecadores era la ‘muerte eterna’, que no era el infierno ni ningún sufrimiento de ultratumba, sino la ausencia de resurrección.
La posición judía mayoritaria actual es que el infierno es un lugar de purificación para el malvado, en el que la mayoría de los castigados permanece hasta un año, aunque algunos están eternamente.

En el islam

El islam prevé el Juicio Final para todos los creyentes, como el cristianismo, y las referencias al fuego del infierno abundan en el Corán.[cita requerida] Durante la vida, los ángeles escribanos, uno a cada lado (el de la derecha anota las buenas acciones, mientras el de la izquierda anota las malas) anotan las acciones de los hombres, y éstos serán juzgados de acuerdo con esos libros. El puente Sirat, delgado como un cabello, debe ser atravesado por los que se dirijan al Paraíso, y aquel que caiga irá a parar a las llamas del infierno. En cuanto a la estructura del infierno islámico, el libro más descriptivo es Las mil y una noches. En la Noche 493, este libro habla de un edificio de siete pisos, separados uno de otro por “una distancia de mil años”. El primero es el único que se describe. Está destinado a los que murieron sin arrepentirse de sus pecados y en él hay montañas de fuego, con ciudades de fuego, las que a su vez contienen castillos de fuego, los cuales tienen casas de fuego, y éstas tienen lechos de fuego en los que se practican las torturas, todo en número de setenta mil.
Buddhist_hell

Hinduismo y budismo

La descripción que hace Voltaire no es exacta en lo que se refiere a las filosofías orientales. El hinduismo y el budismo creen en el infierno, aunque sólo como escenario transitorio en el ciclo de reencarnaciones. El hinduismo cree en 21 infiernos en los que se pueden reencarnar los que han cometido faltas mortales.
El Bhagavad Guitá (incluido en el poema épico sánscrito Majábharata, dice: “El infierno tiene tres puertas: la lujuria, la cólera y la avaricia”. Y en él caen “los hombres de naturaleza demoníaca” hasta ser aniquilados. El budismo reelaboró la doctrina hinduista y su ortodoxia prevé esferas infernales en las que pueden reencarnar los mortales agobiados por un mal karma (deudas vitales, elecciones incorrectas…): la esfera de los espíritus torturados por el hambre y la de los demonios en lucha. El Reino de los Narakas es el infierno budista.

Mitología nórdica

En la antigua mitología nórdica, existía un mundo tenebroso para las almas de aquellos a los que no se les concedía entrar en el Valhalla. Sólo los mejores guerreros eran llevados a esa casa techada con escudos de oro. Los que no iban allí, eran entregados a Hela, diosa del mundo subterráneo y habitante del llamado Helheim (literalmente, morada de Hela). En el poema de la Edda mayor llamado La profecía de la vidente se dice que en el reino de Hel el lobo destroza los cadáveres de los asesinos, los perjuros y los que sedujeron mujeres de otros. Es la única alusión a tormentos en esa compleja mitología.

El Cielo

Existen abundantes y diversas fuentes para concepciones del Cielo, la visión típica del creyente parece depender en gran medida de su tradición religiosa particular. Diversas religiones han descrito el Cielo como poblado por ángeles, dioses o héroes. El Cielo suele ser interpretado como un lugar de felicidad eterna. Generalmente se cree que la relación entre este concepto y la esfera celeste fue propuesta por primera vez por los antiguos astrónomos-sacerdotes.
El concepto de Cielo fue supuestamente importado al judaísmo desde el zoroastrismo, quizá por el profeta Daniel debido a su exposición a los magos zoroastrianos en la corte de Darío I. La creencia en el Cielo parece haber suplantado el anterior concepto de Sheol (mencionado en varios libros de la Biblia, como Isaías 38:18, Salmos 6:5 y Job 7:7-10). Sin embargo, muchos teólogos afirman que el Sheol es el seno de Abraham, que era una parte del infierno administrada por Dios, y que Dios para sus profetas y creyentes (ya que, al ser pecadores, no podían ir con Dios); estarían allí hasta que sus pecados fueran redimimidos por el Mesías, entonces los que vivían allí serían llevados al Cielo, al igual que todos los redimidos que mueran. Los cristianos creen que Jesucristo fue el Mesías, que ya vino y los redimió, pero los judíos aún están esperando a su Mesías redentor profetizado en sus libros sagrados, Tanaj (los cuales los cristianos llaman Antiguo Testamento).
En el cristianismo, el Cielo es un retorno al estado de la humanidad anterior a la caída, un segundo y renovado Jardín del Edén en el que la humanidad se reúne con Dios en un perfecto y natural estado de existencia eterna. Los cristianos creen que esta reunión se logra mediante la obra redentora de Jesucristo de morir en la cruz por los pecados de la humanidad. Afirman que es un lugar de gozo, paz y felicidad infinita y eterna.


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